domingo, 20 de noviembre de 2022

VIOLENCIA

 AGOSTINA

Yo no soy indígena, pero viví violencia de género. Creo que no es muy diferente. Se sumó la discapacidad múltiple y eso es un doble problema.

Culturalmente se nos inculca que no servimos, que somos niñas siempre, que no podemos cuidar de nuestros hijos, que es mejor que esté con su padre, que amar es dejar ir… y cuando vemos que valemos, el tiempo pasó, nuestros hijos crecieron, no tenemos autoestima, estamos solas e indefensas.

Les contaré mi historia:

Me casé joven para huir de mí familia. Mi familia es muy problemática. Papá quebró y remataron nuestra casa entonces, magnánimamente me pagó una pensión de mujeres.

Yo soy muy alta y era flaca. Un chico se enamoró de mis formas. Me llevaba al trabajo y me iba a buscar para que no pudiera engañarlo y me aislaba, ahora veo que sólo me dejaba ser amiga de sus amigos.

Me sentía agradecida de que él se fijara en mí a pesar de todo…

Me sentía en deuda con él y obligada a tener sexo.  Lo admiraba, tenía una elocuencia que yo nunca tuve, tenía una familia que no se parecía a la mía, poseía amigos y aunque gordo, era bueno…Quedé embarazada, en dónde vivía no aceptaban mujeres embarazadas y aunque le rogué que no, me llevó con mis padres a una casita en el gran Buenos Aires en dónde éramos siete personas en dos ambientes, no trabajaban, yo sí y un hermano.

 En ese entonces mí novio no quería que su madre supiera de mi condición.

Pasé hambre y calor, no tenía agua y tampoco gas. Mis hermanos, adolescentes eran muy violentos, todo lo que ganaba se lo tenía que dar a mi mamá. Sin un peso, tenía que aguantar.

Un día se armó lío, estando presente el padre de mi hijo. Me golpearon, así que me fui. Estuve una noche en su casa, pero el padre de él no quiso que me quede. A las cinco de la mañana tuve que irme a una plaza.

Me decidí y fui a mí trabajo, pedí un adelanto, alquilé una habitación y le dije: -tu hijo está acá, si querés vení. Entonces su madre se enteró que sería padre y vino a vivir conmigo. Ya no me iba a buscar al trabajo, mi embarazo era evidente y él empezó a trabajar también.

Recuerdo una noche que le preparé una cena especial, volvió recién dos días después. Yo ya no lo esperaba, nunca dudé que podría ser madre soltera. Se vino a dormir como si nada, me dijo que estuvo haciendo horas extras...

Alquilamos un departamento cerca de la casa de mi ex amiga. No teníamos muebles, yo dormía en un colchón de bebé y el en una bolsa de dormir. Sus amigos nos armaron toda la casa y mi hijo hasta los dos años no necesito ropa.

Tendría que haber nacido en abril, pero nació en mayo por cesárea. Estuvo diez días en terapia intensiva por nacer después de término. Se me acababa la licencia y nos casamos para alargarla. Volví a trabajar los fines de semana. No teníamos dinero, yo con el bebé hacía promociones de la comida que preparaba y repartía con mi hijo á upa, así llegábamos a fin de mes.

El nene no dormía de noche y estaba agotada. Tuve que renunciar al trabajo y me quedé con promociones que cada tanto me daban un ingreso. Mi ex amiga cuidaba del chico; luego tuvimos que mudarnos, él perdió su trabajo y empezó a manejar un taxi. No llegábamos a fin de mes, no podía hacer promociones porque nos mudamos lejos, nadie cuidaba del nene. Él me insistía en que trabaje y para hacerlo, llevé a mí abuela a vivir conmigo.

Soy asmática, en una ocasión me mojé trabajando y tomé frío, era el día del padre cuando me agarró un ataque de asma, mi abuela se quedó con el nene y llamé a la ambulancia, le dije:- ya vuelvo. La médica creía que estaba actuando porque gritaba pidiendo que me ayude. Estuve horas allí hasta que en otro hospital me colocaron un respirador. Para colocarlo te duermen…yo me desperté siete meses después. No sabía dónde estaba, no entendía ¿Por qué no podía moverme? ¿Por qué no veía? ¿Porque no oía? Finalmente pude ver y oír un poco). Ese fue el momento en el que decidió decirme que estaba de novio con la que era mi amiga. Fue duro el golpe.

Estaba casi sorda  casi ciega no me podía mover y no tenía a dónde ir.

A mis 24 años empecé a vivir en un geriátrico. Nunca más viví con mi hijo y es más, me lo quitó y no sabía dónde estaba…

¿No es lo mismo que padece una mujer de un pueblo originario?

 La cultura nos estigmatiza.

Viví violencia física, verbal, psicológica e institucional.

Sólo Dios estuvo y está conmigo.

 

 

 Buenos Aires, Argentina.

Agradecemos la colaboración de AGOSTINA, que se unió a nuestra convocatoria <16 días de activismo por la eliminación de la violencia contra las mujeres> promovido en la comunidad de San Quintín, Baja California, México.

Agradecemos la imagen pictórica de la artista Kiki Suárez, te invitamos a conocer a la artista en:

https://lagaleriadelcorazonabierto.blogspot.com/

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FRAGMENTO DE LECTURA EN VOZ ALTA DEL TEXTO



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