AURORA CASTILLO
Después de un arduo
forcejeo, consiguió liberarse.
Dejó de sentir el peso
de su cuerpo, como si fuera ajeno. Observó la escena, lo vio, miró fijamente su
rostro lleno de ira, transformado; después se arrepentirá, lo sabía, pero en
ese momento ya era demasiado tarde.
Le dio la espalda,
caminó libre de temor. Tomó su bolsa café al salir, la misma que traía consigo
hace año y medio, cuando entró a esa pesadilla sin saberlo.
Subió al coche, arrancó
¿a dónde? no importaba, al llegar a la autopista advirtió el silencio en su
corazón. Avanzó, a cada kilómetro se iban borrando los moretones, recobrando la
estructura de sus fracturas, resarciendo el daño en su hígado mellado tras las
continuas patadas y el dolor lacerante del puñal que separó la piel de su
costado.
Comenzó a llorar, por
el silencio, la cobardía, la resignación, por no haber huido a tiempo.
Veía su cabello en el
espejo, pero no se atrevía a contemplar su rostro, sabía que su cuerpo había
quedado atrás, sumido en el silencio eterno.
Mérida, Yucatán, México.
Agradecemos la colaboración de AURORA CASTILLO, que se unió a nuestra
convocatoria <16 días de activismo por la eliminación de la violencia contra
las mujeres> promovido en la comunidad de San Quintín, Baja California,
México.
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